Causas del debilitamiento del suelo pélvico

El debilitamiento del suelo pélvico es algo mucho más común de lo que solemos pensar. Nuestro suelo pélvico no es precisamente esa parte de nuestro cuerpo que observamos todos los días y de la cual podemos apreciar su estado, si ha cambiado algo o no.

¿Ahora es más grande, más pequeño? ¿Está más en forma, menos musculado…? No, jamás nos hacemos esas preguntas. Ni siquiera es fácil ser consciente de cuándo se activan esos músculos, ni con qué acciones o movimientos del cuerpo en nuestro día a día. ¿Cómo vamos a ser conscientes entonces del debilitamiento del suelo pélvico?

Debilitamiento del suelo pélvico

¿Cómo me doy cuenta?

Yo tomé conciencia de mi suelo pélvico cuando el problema ya había aparecido. En aquel momento en el que, unos meses después del parto, me di cuenta de que mis relaciones sexuales ya no eran lo mismo, además de sufrir incontinencia urinaria.

¡Y lo que es más grave aún! Sólo me decidí a intentar buscar una solución cuando mi incontinencia urinaria interfirió en mis actividades sociales. Es decir, cuando iba al gimnasio o salía a correr y… ¡me mojaba el pantalón en plena calle!

Si no hubiera sido por el pudor que me daba no poder controlarlo en público, probablemente hubiera sido un problema que habría asumido y hubiera sufrido en silencio durante el resto de mi vida.

La pregunta es, ¿cuántas mujeres asumen la incontinencia urinaria, el prolapso o la insensibilidad en las relaciones sexuales como parte de su condición de ser madres o mujeres maduras?

La triste realidad es que muchísimas más mujeres de las que imaginamos.

Pero NO, ¡no hay que asumirlo, hay que tratarlo!

Con el tratamiento adecuado, podemos intentar mejorarlo e incluso evitarlo si aún no sufres este problema.

Por qué se produce el debilitamiento del suelo pélvico

Ciertamente, al igual que otros músculos del cuerpo, los músculos del suelo pélvico se debilitan por las mismas razones “naturales”.

Estas razones pueden ser la edad y la inactividad. Sin embargo, estos músculos en particular también se debilitan a menudo por los cambios hormonales que se producen en el cuerpo de la mujer a lo largo de su vida, como la menopausia o el periodo de lactancia.

Sobre todo, si se dan acontecimientos como el embarazo y el parto. Estos suelen ser momentos en los que se ejerce una fuerte presión sobre el suelo pélvico.

Los partos largos y complicados, con fórceps, partos múltiples o bebés de gran tamaño son bastante traumáticos para estos músculos.

Es importante saber que los daños como el prolapso y la debilidad después del parto pueden no aparecer de manera evidente hasta muchos años después. Por ello, es importante que se realicen ejercicios que eviten el debilitamiento del suelo pélvico, como usar bolas chinas o ejercitar el core, antes, durante el embarazo y después del parto.

En general, todas las acciones que ejercen una presión, puntual o continuada, sobre los músculos del suelo pélvico provocan que éstos se abomben hacia afuera si no están lo suficientemente fuertes.

Esto irá poco a poco estirándolos, fatigándolos y debilitándolos hasta desgastar su capacidad de garantizar una apropiada continencia a la hora de miccionar o defecar, un correcto sostén de los órganos y vísceras de la cavidad abdominal, unas determinadas sensaciones a la hora de mantener relaciones sexuales, etc.

Otras circunstancias que ejercen presión y por tanto pueden llegar a producir el debilitamiento del suelo pélvico y a provocar problemas y disfunciones son:

• El estreñimiento crónico o frecuente.
• La tos crónica, las alergias con repetidos estornudos y nariz congestionada.
• El sobrepeso y la obesidad.
• Levantar peso, empujar o tirar de objetos pesados.
• Las malas posturas prolongadas. Estar sentada con la espalda encorvada incrementa la presión ejercida sobre el suelo pélvico.
• Ejercicios hiperpresivos o de alto impacto: running, aerobic, tenis, abdominales tradicionales, levantamiento de pesas o de alta resistencia…
• Llevar ropa muy ajustada durante periodos prolongados: pantalones muy ajustados, corsés, fajas, etc.

Evitar debilitamiento del suelo pélvico

¿Qué puedo hacer para minimizar el impacto perjudicial de estas malas prácticas y evitar el debilitamiento de mi suelo pélvico?

• Entrenar y ejercitar de forma continua los músculos de mi suelo pélvico para garantizar su fuerza y su correcto funcionamiento durante toda la vida. Si te interesa saber qué tipo de ejercicios te pueden ayudar a evitar el debilitamiento de tu suelo pélvico, lee nuestro artículo sobre los ejercicios de Kegel.
• Aprender y llevar a la práctica siempre buenos hábitos y técnicas para ir al baño sin necesidad de “apretar”.
• Incluir de manera regular en mi dieta fibras y probióticos que favorecen la salud y el tránsito intestinal.
• Acudir a un especialista para tratar mi tos crónica y mi alergia.
• Mantener un peso adecuado.
• Aprender y mantener siempre una buena postura, sobre todo, cuando estamos sentadas.
• Modificar tu rutina de ejercicios para reducir su impacto en el suelo pélvico, elegir actividades de bajo impacto o aquellas que resulten beneficiosas para tu suelo pélvico: abdominales hipopresivos, natación, bici, elíptica…

Todos estos factores de riesgo, si no los minimizamos o evitamos totalmente, cosa poco probable, irán debilitando tu suelo pélvico en el día a día y podrán acabar derivando en disfunciones, cuyos síntomas pueden ir desde la incontinencia urinaria o fecal hasta cualquier tipo de prolapso (ya sea de vejiga, vagina, útero o recto).

Si ya has conseguido localizar tus músculos del suelo pélvico y tomar conciencia de ellos, apreciarás con claridad el “abombamiento” que se produce cuando ejercemos presión sobre ellos; como por ejemplo, al estornudar, toser, coger peso o practicar cualquier deporte de impacto.

Queremos ayudarte a conocer tu suelo pélvico con estas 10 claves, y si además te interesa conocer su estado, ahora puedes hacerlo a través de unas sencillas preguntas de nuestro test. También te invitamos a que disfrutes de un suelo pélvico más tonificado gracias a nuestro curso de suelo pélvico impartido por Laura Rojas.

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