¿Sueles aguantar las ganas de ir al baño?
¿Eres de esas personas que cuando va de viaje o está en su puesto de trabajo postpone el deseo defecatorio?
Si quieres saber cuáles son los perjuicios de mantener el mal hábito de aguantar las ganas de ir al baño en tu vida no te pierdas este vídeo.
Por qué no debes aguantar las ganas de ir al baño
¡Hola! ¿qué tal?
Soy Laura Rojas, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y coautora del blog de “En Suelo Firme”, y en este vídeo quiero hablarte sobre una práctica muy habitual que nos contáis en consulta y es la costumbre de aguantar las ganas de ir al baño cuando no estamos en nuestra casa, cuando no estamos en esa situación de comodidad que nos permite evacuar fácilmente.
Aguantar las ganas de ir al baño y su relación con el estreñimiento
En el blog hemos hablado largo y tendido sobre el estreñimiento y ya sabrás que es uno de los grandes enemigos del suelo pélvico. Pero normalmente la gente no asocia esta costumbre, la de posponer el deseo defecatorio con el estreñimiento, y realmente están muy relacionadas, como te voy a hablar a continuación.
Cuando una paciente o un paciente llega a consulta y me cuenta que es muy habitual, por ejemplo, que, durante el trabajo, si siente ganas, no vaya al servicio o cuando va de viaje que pasen varios días sin ir al baño, les recomiendo realizar un diario de anotaciones.
Si de manera habitual aguantas las ganas de ir al baño, conviene que realices un diario de anotaciones
En un diario de anotaciones vamos a registrar todos los días que hemos evacuado durante la semana, tanto el día como la hora, como el lugar donde lo hicimos, y las características asociadas a esa evacuación. Por ejemplo:
- ¿Sentiste dolor al evacuar?
- ¿Hubo sangrado?
- ¿Tuviste que empujar?
- ¿Fue una evacuación incompleta o tuviste la sensación al terminar que no habías evacuado totalmente?
- También deberíamos registrar aquellas veces en las que vas al servicio, pero no puedes evacuar.
- Y, por último, si hubo situaciones en las que notaste ganas y, sin embargo, no acudiste al baño.
Por ejemplo, “estoy en el trabajo, tengo ganas, pero ¡aquí no!, yo en el trabajo nunca voy al baño, ya cuando llegue a casa”. O “he estado de viaje, he sentido ganas, pero no puedo porque yo fuera de mi váter no puedo ir al baño”.
Estas ocasiones también tienen que ser registradas en el diario de anotaciones.
Todo esto es importante porque nos va a dar mucha información a la hora de crear un plan de actuación.
Toda esta información recopilada durante 2/3 semanas puede proporcionar a tu fisioterapeuta muchos datos para poder ayudarte.
Para detectar si hay hábitos que no son positivos para tu suelo pélvico, como, por ejemplo, empujar mientras evacuas; por ejemplo, posponer las ganas de defecar y ayudarte mediante una serie de pautas a crear una rutina defecatoria, porque lo ideal sería que todos saliéramos por la mañana de casa con los deberes hechos.
De esa manera es poco probable que nos entren ganas cuando estemos en el trabajo o en trayectos, por ejemplo.
Perjuicios de aguantar las ganas de ir al baño
Y ¿cuál es el aspecto negativo de posponer esas ganas de ir al baño de manera sistemática? Pues lo vas a comprender en un momento.
[Muestra un recto] Este sería el recto, ¿vale? lo he extraído de la pelvis.El recto es una zona de paso, es decir, cuando las heces llegan al recto, nuestro cuerpo nos manda una señal de llenado que debemos atender yendo al servicio y evacuando las heces.
Si, por el contrario, no es el momento, no hay un baño cerca o tengo la mala costumbre de no acudir al servicio cuando estoy en el trabajo, lo que va a ocurrir es que el recto se va a acomodar a esa sensación y él que está muy bien educado va a decir ¡vale, no te molesto más, ya te daré otra vez ese aviso!
¿Cuándo? ¡No se sabe! puede que sea esta noche cuando llegues a casa, puede que pasen dos días hasta que tu recto te vuelva a decir: ¡oye! han llegado más heces a esta zona, necesito evacuar.
Aguantar las ganas de ir al baño provoca la acumulación de heces y la distensión de las paredes del recto
¿Qué pasa? que cuando se van acumulando más y más heces las paredes del recto se van distendiendo y si esto se produce de manera habitual cada vez vas a necesitar más llenado para que tu cuerpo te avise de que tiene ganas de ir al baño.
Otro de los aspectos negativos de acumular heces en una zona que realmente es zona de paso y no un almacén, es que estas heces se van secando, se van haciendo más duras y más voluminosas, y luego la evacuación es mucho peor. Puede asociarse a dolor, puede asociarse a grandes empujes para evacuar, incluso a sangrados. Así que esto repercute negativamente en los casos de estreñimiento.
Acumular las heces en el recto provoca que éstas se sequen y se hagan más duras y voluminosas
Como ves, entonces, hay dos factores: cada vez necesitamos mayor volumen para que nuestro cuerpo detecte que necesita ir al baño, y a su vez estas heces se vuelven más voluminosas y más duras con la consiguiente dificultad para ser evacuadas.
Por último, comentarte, que el suelo pélvico, recuerda, se encuentra sosteniendo el recto, el útero y la vagina en el caso de la mujer, y la vejiga en caso de hombres y mujeres.
¿Qué sucede si hay un aumento de peso mantenido y sostenido en estos músculos? pues que podemos acabar debilitando la musculatura y una musculatura debilitada del suelo pélvico no va a favorecer la evacuación.
El peso de las heces acumuladas en el recto recae sobre el suelo pélvico y lo debilita
Espero que en este vídeo te haya quedado claro cuáles son las consecuencias negativas de posponer sistemáticamente el deseo defecatorio y que a partir de hoy anotes en un diario y detectes, si este hábito se encuentra entre tus prácticas habituales.
Ponte en manos de un fisioterapeuta porque los casos de estreñimiento mejoran y mucho gracias a la fisioterapia de suelo pélvico. En nuestro Directorio de Profesionales puedes encontrar el más cercano a tu lugar de residencia.
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Nos vemos muy pronto en un próximo vídeo y ¡muchas gracias por estar ahí!
Como tantas otras mujeres actuales, madre y trabajadora, que tras sufrir un primer parto en el año 2001 muy traumático y un segundo con prácticamente la misma violencia obstétrica que el primero, decide poner todos los medios a su alcance para superar sus secuelas físicas y psíquicas. Sorprendida por el tabú social y la gran cantidad de falsos mitos que existen en torno al suelo pélvico y sus disfunciones, descubrí la reeducación abdominopélvica, algo que en España por aquel entonces no se ofrecía en la sanidad pública y sobre lo que ni siquiera se informaba, pero que estaba totalmente normalizado y subvencionado en otros países del entorno europeo. Tras recuperarme y comprobar el desamparo en el que se encuentran otras muchas mujeres en mi misma situación, decidí fundar En Suelo Firme junto a Laura Rojas para romper tabúes y facilitar el acceso a información fiable sobre el suelo pélvico y soluciones para sus disfunciones.
Yo cada vez que puedo, a veces todos los días, me introduzco 2 litros y cuarto de agua tibia, y eso me mantiene limpio, y, si hay uno o dos días que no lo hago, igualmente voy al baño de manera regular, no soy estreñido, pero la enema me viene muy bien.