¿Te han diagnosticado un rectocele? ¿Sabes en qué se diferencia del prolapso rectal? Descubre qué es el rectocele: síntomas, causas y grados.

Se denomina rectocele al descenso, en grado variable, del recto a través de la vagina. Se trata de uno de los dos tipos de prolapso del compartimento vaginal posterior, el otro es el enterocele o descenso de las asas intestinales.

El rectocele se produce cuando la cara anterior del recto protruye sobre la pared posterior de la vagina, que a su vez se prolapsa, es decir, desciende, en menor o mayor medida, hacia el exterior.

Anatómicamente, la vagina y el recto están separados por un tejido rico en colágeno llamado tabique fascial rectovaginal. Cuando este se daña, debilita o incluso se rompe, por motivos que veremos a continuación, el recto presiona hacia la vagina venciendo el sostén de esa pared que los delimitaba.

Causas del rectocele

El origen de los prolapsos, independientemente del compartimento pélvico en el que se produzcan (compartimento anterior: prolapso de vejiga y de uretra; compartimento central: prolapso de útero y cúpula vaginal; o compartimento posterior: rectocele y enterocele) está en el daño de cualquiera de las estructuras del suelo pélvico, ya sean sus músculos, sus fascias, y/o sus nervios.

Entre los factores que pueden producir esas lesiones sobre el suelo pélvico están: el traumatismo obstétrico, los esfuerzos repetidos en la defecación, el aumento de la presión intraabdominal (tos crónica, ejercicio hiperpresivo como abdominales clásicos…), haber pasado por una histerectomía, el efecto de los cambios hormonales en el tejido conectivo pélvico y las lesiones en el nervio pudendo.

En concreto, el rectocele guarda importante relación con los problemas en la defecación. Las pacientes que sufren este tipo de prolapso suelen relatar que padecen estreñimiento “de toda la vida”, y que normalmente necesitan empujar, a veces de forma intensa, para poder evacuar.

Rectocele: síntomas principales

Los síntomas comunes a todos los prolapsos genitales son la sensación de pesadez y el malestar vaginoperineal, como sensación de bola en la vagina o presencia de bulto visible que asoma en la vagina.

Además, los síntomas principales del rectocele son los trastornos defecatorios, entre ellos:

  • La dificultad para el expulsivo fecal
  • Las evacuaciones incompletas
  • La autodigitación: necesidad de recurrir a las maniobras digitales (perineales o vaginales) para lograr la salida de las heces.

Los prolapsos no son una cuestión aislada, de hecho, en la exploración física de fisioterapia, nos encontramos un suelo pélvico muy débil, abombado, laxo, con la vagina ensanchada y un tono de las paredes muy bajo.

En ocasiones, hay más de un órgano prolapsado, por lo que además de los trastornos defecatorios asociados al rectocele, podemos encontrar otros síntomas como incontinencia urinaria, dificultades en la micción o incluso molestias o insensibilidad en las relaciones sexuales.

Grados del rectocele

Se puede clasificar el rectocele en cuatro grados en función de su gravedad y, dependiendo de esta, el tratamiento será diferente.

  • El grado leve o grado I es un descenso muy ligero hacia el interior de la vagina. Este tipo se trata con ejercicios del suelo pélvico, así como evitando factores que podrían empeorarlo como el sobrepeso y el estreñimiento.
  • El grado moderado o grado II es un abultamiento que llega hasta la entrada de la vagina. Reforzar la musculatura pélvica y abdominal profunda, mejorar la postura corporal, aprender a gestionar adecuadamente la presión intraabdominal, así como corregir factores de riesgo como los comentados anteriormente serán de gran importancia para evitar que el prolapso empeore. Además, los pesarios pueden ser grandes aliados en el tratamiento sintomático del prolapso de segundo grado.
  • En el rectocele grado III el descenso del recto presiona la vagina hacia el exterior de esta y la mujer percibe un bulto en el introito, con más intensidad estando de pie, al caminar o al realizar cualquier esfuerzo. Los pesarios también pueden ser utilizados para este grado de prolapso, aunque la cirugía es otra opción frecuente.
  • En el rectocele grado IV o prolapso total el recto sale completamente al exterior, aunque la mujer esté en reposo. En este caso el descenso es completamente visible en el exterior de la vagina.

El prolapso que no se trata, empeora. Por ello es crucial ser constante en la realización de ejercicios para tonificar el suelo pélvico y el abdomen profundo, cuidar y mantener posturas correctas en las acciones de la vida cotidiana y modificar los hábitos perjudiciales, tomando conciencia de todo aquello que genera excesos de presión sobre el suelo pélvico y aprendiendo a gestionar adecuadamente todo aumento de presión como la tos, los estornudos, las risas, hablar en voz alta, etc.

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Diferencia entre prolapso rectal y rectocele

A menudo se utilizan los términos prolapso rectal y rectocele como sinónimos, pero en realidad hacen referencia a dos patologías diferentes. Veamos la diferencia entre prolapso rectal y rectocele:

– El prolapso rectal es la salida al exterior de la parte distal del recto a través del ano,

– mientras que el rectocele, como se ha explicado anteriormente, es el descenso del recto a través de la pared posterior de la vagina.

El prolapso rectal puede ser parcial, cuando el recubrimiento interior del recto sobresale parcialmente del ano; o completo, cuando el recto completo sobresale a través del ano.

A diferencia del rectocele, que en su grado más avanzado es visible a través de la vagina, el prolapso rectal es visible a través del ano. Este es el principal síntoma: la observación de una masa rojiza (revestimiento interno del recto) que sobresale desde la abertura anal, especialmente después de defecar. Puede sangrar ligeramente y puede ser molesto y doloroso.

En algunos casos se puede introducir el recto nuevamente de forma manual, mientras que otras veces es necesaria la intervención quirúrgica para reparar los músculos pélvicos debilitados y el esfínter anal.

Ante cualquier sospecha de que algo no va bien, nuestra recomendación es que busques opinión médica y que, además, valores tu suelo pélvico con una fisioterapeuta especializada para poder frenar el debilitamiento muscular y, en caso de sufrir un prolapso genital, puedas evitar que este empeore y acabe por requerir cirugía para resolverse.

Si tienes alguna duda, te leemos como siempre en comentarios ❤️

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Escrito por: Laura Rojas (Fisioterapeuta En Suelo Firme)

Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y licenciada en Periodismo por la UCM, combina su labor asistencial como fisioterapeuta pelviperineal con su labor divulgativa a través de En Suelo Firme. Su formación y experiencia en el ámbito de la comunicación se unen a una fuerte vocación de servicio y a un inagotable interés por la salud integral de la mujer, desarrollada en el ámbito de la fisioterapia obstétrica y uroginecológica, valorando y tratando los trastornos funcionales del periné, que pueden afectar a nivel urológico, coloproctológico, ginecológico y sexológico, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la mujer y el hombre en las distintas fases de su ciclo vital.

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