¿Sabes que la mayoría de infecciones vaginales se podrían evitar siguiendo unas sencillas pautas de higiene?
¿Qué hay de verdad en los consejos que nos daban nuestras madres y abuelas?
¿Puede la alimentación influir en nuestra salud vaginal?
En primer lugar y si queremos tener cierta credibilidad a la hora de aconsejar a nuestras hijas sobre su salud e higiene sexual, debemos llamar con naturalidad a las cosas por su nombre.
Vulva y vagina vs. pene y testículos
No voy a disertar demasiado sobre la multitud de eufemismos que se han adoptado según en qué zona de España o del resto del mundo nos encontremos para evitar llamar a los genitales femeninos por su nombre, ni sobre las connotaciones negativas o positivas según empleemos el término que denomina a los genitales femeninos o a los masculinos, porque daría para más de una tesis doctoral en Lingüística y Semántica.
Lo que es evidente es que mientras los órganos masculinos están perfectamente identificados y nadie tiene ninguna duda sobre lo que es un pene y unos testículos, no todo el mundo sabe la diferencia entre vulva y vagina.
Pues es muy simple.
La vulva es el conjunto de órganos sexuales externos femeninos: labios mayores, labios menores, clítoris…
La vagina es un conducto cilíndrico musculado, recubierto de una capa mucosa y muy elástico y que forma parte de los órganos sexuales femeninos internos.
Salud vaginal
La salud vaginal es el estado de equilibrio de la vagina que permite mantener las condiciones fisiológicas adecuadas a la edad de cada mujer y disfrutar de una vida sexual satisfactoria.
Factores clave para conseguir el equilibrio vaginal: estrógenos y flora vaginal
La importancia de los estrógenos
Se dice que la vagina es el órgano con mayor concentración de receptores estrogénicos del cuerpo, es decir, su salud depende en gran medida de que el nivel de estrógenos que reciba sea el adecuado.
La vagina está recubierta por un tejido, epitelio, formado por múltiples capas que le dan un grosor, consistencia y elasticidad determinados y que se renuevan constantemente gracias a la presencia de esos estrógenos.
Cuando el nivel de estrógenos se reduce, siendo la menopausia un factor determinante, el tejido epitelial de la vagina adelgaza, la mucosa disminuye junto a la circulación sanguínea, se pierde elasticidad y se alteran los niveles de humedad, pH y composición del flujo vaginal.
Una vagina saludable
Los síntomas más comunes que se asocian a una disminución del nivel de estrógenos son:
- Atrofia vaginal.
- Sequedad vaginal.
- Sensación de ardor o quemazón.
- Dispareunia o dolor en las relaciones sexuales que pueden conducir a un descenso en el nivel de deseo y actividad sexual e incluso a un vaginismo.
- Incontinencia urinaria.
- Disuria o dificultad y/o dolor al orinar.
- Infecciones urinarias de repetición.
- Aumento considerable del riesgo de prolapso.
El ecosistema vaginal: la flora o microbiota vaginal
La microbiota o flora vaginal está compuesta por una serie de microorganismos vivos, principalmente lactobacilos, que residen y garantizan el equilibrio y salud de la vagina.
Esta flora vaginal bloquea la entrada de microbios y otros microorganismos patógenos y ayuda a su eliminación mediante la producción de sustancias antimicrobianas.
Algunos de estos microorganismos son autóctonos, es decir, que colonizan la vagina durante periodos de tiempo prolongados y que incluso intervienen en algunas funciones fisiológicas, mientras que otros son transitorios y su presencia y cantidad fluctúa según el momento.
El equilibrio de la flora vaginal puede verse alterado por los siguientes factores que disminuyen e incluso eliminan estos microorganismos beneficiosos para la salud vaginal:
- La edad.
- El estado hormonal de la mujer, principalmente, la reducción del nivel de estrógenos.
- El aumento del pH vaginal. En niveles neutros o alcalinos (el sangrado menstrual y el semen) la flora vaginal no sobrevive.
- La fase del ciclo menstrual.
- La actividad sexual.
- El método anticonceptivo utilizado.
- La gestación.
- Los antibióticos.
- El uso de determinados productos higiénicos desodorantes o con perfume.
Alteración del equilibrio. Vaginitis
Cuando la microbiota vaginal se altera por algunos de esos factores y la presencia de lactobacilos disminuye o desaparece, la vagina pierde su barrera protectora y las sustancias microbicidas que esta flora le aporta, favoreciendo así la aparición de vaginitis e infecciones.
Los síntomas más comunes de una vaginitis suelen ser:
- Cambios en la cantidad, color u olor de la secreción vaginal.
- Prurito o picor.
- Ardor, quemazón o irritación.
- Dispareunia o dolor en las relaciones sexuales.
- Disuria o dificultad y/o dolor al orinar.
- Infecciones urinarias.
- Mal olor provocado por una vaginosis o infección bacteriana.
Atención al flujo vaginal
La cantidad de flujo vaginal, moco transparente producido por las glándulas del cuello uterino, varía a lo largo de todo el ciclo menstrual y es mayor en ciertos periodos, sobre todo en la edad fértil.
La ovulación, el embarazo y la excitación sexual aumentan la cantidad de flujo.
Sin embargo, podemos estar ante los síntomas de una infección cuando observamos un cambio brusco del flujo vaginal en:
- el color: transparente, turbio, con sangre, blanco, amarillento, verdoso.
- el olor: normal, inodoro, maloliente.
- la consistencia: espeso, pastoso, líquido.
Es importante conocer nuestro cuerpo, reconocer los cambios que los diferentes estados hormonales, como la menstruación, el embarazo o la menopausia, provocan en la mujer y saber identificar cuándo esos cambios no están dentro de los límites normales.
Vagina sana consejos
- Evita baños de burbujas y las sales de baño.
- Usa bragas de algodón y lávalas en agua caliente con detergentes suaves.
- Cámbiate frecuentemente de tampón, compresa o salvaslip. Plantéate el uso de copas menstruales, fabricadas en silicona de grado médico, que no contienen blanqueantes.
- Quítate el bañador mojado lo antes posible. Los entornos cálidos y húmedos favorecen el crecimiento de hongos.
- Usa ropa holgada siempre que puedas. El paso de aire evitará un entorno cálido y húmedo.
- Evita la ropa apretada de tejidos sintéticos. Favorecen el ambiente cálido y húmedo propicio a la aparición de hongos.
- Evita el uso de talco, desodorantes vaginales, toallitas perfumadas que pueden alterar el pH de tu vagina.
- Evita los lubricantes de base aceite, vaselina o aceite para bebés. Las bacterias se adhieren fácilmente a estos lubricantes y pueden proliferar.
- Evita las duchas vaginales, pueden alterar el equilibrio de la flora vaginal.
- Límpiate y sécate de delante hacia atrás para evitar que las bacterias del recto lleguen a la uretra o a la vagina.
- No fumes. Por si no tenías suficientes motivos, además el tabaco disminuye los niveles de estrógenos.
- Toma yogures ricos en lactobacilos. Y no hablamos de ningún invento del marketing, nos referimos a los yogures tradicionales, ecológicos o biológicos.
- Evita la depilación total de la zona. El vello púbico protege de irritaciones y fricciones y tiene una misión sexual captando feromonas.
- Maneja tus niveles de estrés. El estrés puede afectar tu sistema inmunológico y alterar el equilibrio de tu flora vaginal.
- Toma probióticos, sobre todo cuando te prescriban antibióticos, que destruyen la flora intestinal y vaginal.
10 curiosidades sobre la vagina
- La vagina tiene un mecanismo de autolimpieza.
- Mide una media de 8-10 cm pero puede extenderse un 200% de su tamaño mientras se mantienen relaciones sexuales y durante el parto.
- El clítoris contiene 8.000 terminaciones nerviosas, el pene 4.000.
- Contiene un lubricante natural que también tienen los tiburones: el escualeno.
- El vello púbico vive una media de tres semanas mientras que el cabello puede vivir hasta siete años.
- El máximo número de orgasmos en una hora alcanzados por una mujer ha sido de 134. El máximo alcanzado por un hombre fue 16.
- Las paredes internas de la vagina tienen pliegues y se abren y extienden durante las relaciones sexuales.
- Algunas de las bacterias buenas y beneficiosas que residen en la vagina son las mismas que encontramos en el yogur.
- El espéculo, herramienta usada por los ginecólogos, ya se usaba en el año 1.300 antes de Cristo.
- La palabra vagina procede del latín y significa vaina o funda de espada.
Como de costumbre, te recordamos que estas recomendaciones son genéricas y en ningún caso pretenden sustituir el consejo médico o de un profesional sanitario sobre una condición física particular.
Te animamos a acudir a un especialista ante el menor síntoma de que algo no marcha bien: un cambio brusco, tal y como te indicábamos, en el olor, color o consistencia del flujo vaginal, irritación, dolor, fiebre, etc.
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Madre y profesional que, tras experimentar dos partos traumáticos y enfrentar la violencia obstétrica en ambos, decidió tomar el control de su salud y bienestar. Durante su proceso de recuperación, se sorprendió al descubrir el enorme desconocimiento y los mitos que rodean el suelo pélvico, un tema clave para la salud femenina. Su búsqueda la llevó a la reeducación abdominopélvica, una disciplina completamente desconocida en la sanidad pública española de aquel momento, pero ampliamente cubierta en otros países europeos.
Después de su recuperación física y emocional, se comprometió a ayudar a otras mujeres que, como ella, se sienten desamparadas y desinformadas. Junto a Laura Rojas, fundó En Suelo Firme, un proyecto dedicado a proporcionar información fiable y accesible sobre la salud del suelo pélvico, rompiendo tabúes y ofreciendo soluciones basadas en la evidencia científica. Su objetivo es empoderar a las mujeres para que recuperen su bienestar y calidad de vida.
Excelente artículo.
Un artículo muy interesante, muchas gracias por compartir!
Conozco más un caso de niñas con vaginitis y muchas veces no somos conscientes que los peques necesitan los mismos cuidados que tenemos los adultos.
Hola tengo 60 años tengo sequedad vaginal, mucho picor y escozor los labios mayores ya casi desaparecieron, cualquier roce me molesta mucho mi vida es un infierno estoy poniéndome una pastilla también de estrógeno pero no me ayuda. ¿Me podéis ayudar?
Hola Marijose:
Por esta vía, sin valorarte ni conocer tu caso en profundidad, no podemos ayudarte más que con consejos genéricos como los que puedes leer en el blog. Lo ideal es que te lleve tu ginecólogo/a o matrona, que te recomiende lo mejor para tu caso concreto un especialista que pueda valorarte en persona. Desde la fisioterapia, podemos ayudarte realizando ejercicios que mejoren el estado de tu musculatura y, con ello, activar el riego sanguíneo de la zona, el trofismo de los tejidos, etc. Pero para eso necesitaría valorarte en persona. Si vives en Madrid, puedo verte en consulta; si no vives en esta ciudad pero quieres que te ayudemos a localizar un fisioterapeuta próximo a ti, envíanos un correo a [email protected] diciéndonos tu lugar de residencia y trataremos de ayudarte a encontrar un fisioterapeuta cercano. Siento no poder ayudarte más por esta vía. Un fuerte abrazo y mucho ánimo.
Sobre los lubricantes de base grasa, tengo mis dudas. Aceites minerales nunca, por supuesto, ni en la piel, ni mucho menos en la vagina (vaselina, parafina…). Pero si necesitas lubricantes, puedo decir la experiencia personal y de muchas conocidas que no hay nada como los aceites y mantecas vegetales naturales (Rosa mosqueta, karité, aguacate…). Mucho más fáciles de encontrar, por cierto, que un lubricante a base de agua natural y sin ingredientes nocivos.