Cuando te diagnostican un prolapso, son muchas las dudas que te pueden surgir en relación a los hábitos del día a día. Una de las más habituales: ¿es bueno caminar con prolapso?

En este post revisamos esta y otras preguntas frecuentes sobre todo aquello que deberías modificar y todo aquello que sería recomendable incorporar, para evitar que tu prolapso empeore.

¿Qué no se debe hacer cuando hay prolapso?

Como ya sabes, el prolapso genital es el descenso de uno o más órganos pélvicos (vejiga, útero, recto) a través de la vagina. En su origen solemos encontrar un suelo pélvico debilitado y una incorrecta gestión de los aumentos de la presión intra-abdominal.

Esos aumentos de presión en el interior del abdomen que pueden dañar el suelo pélvico y hacer que un órgano descienda pueden ser:

  • hábitos perjudiciales del día a día: como el estreñimiento, cargar pesos de forma incorrecta, ejercicio físico inadecuado (abdominales clásicos, deporte de impacto), malas posturas prolongadas, toses y estornudos frecuentes, etc.
  • momentos concretos de gran presión abdominal, como el parto;
  • etapas de mayor vulnerabilidad (por causa hormonal o perinal) como el posparto, la lactancia, la menopausia o tras una histerectomía.

Por lo tanto, de forma resumida, diríamos que para evitar que un prolapso empeore, se debería suprimir todo aquello que aumente en exceso la presión en el interior de nuestro abdomen y que nuestro suelo pélvico no sea capaz de contrarrestar.

Pero la vida es hiperpresiva, es decir, la vida conlleva reír, a veces correr (aunque sea para llegar a tiempo al autobús que se escapa), gritar, cargar las bolsas de la compra, y un largo etcétera de situaciones que sería absurdo recomendarte que elimines de tu vida. Porque, sencillamente, no lo harás.

De ahí que existan unas recomendaciones generales acerca de hábitos a incorporar y hábitos a suprimir cuando se tiene un prolapso, pero también debemos tener en cuenta que cada mujer es única, como único es el estado de su suelo pélvico y su capacidad para gestionar las presiones, así como su profesión o las obligaciones de su vida en particular.

Actividades que empeoran el prolapso

grados-prolapsoAclarado el hecho de que habría que individualizar según cada caso, podemos decir que uno de los grandes enemigos del prolapso genital es el estreñimiento. Defecar realizando esfuerzos, de forma continuada en el tiempo, puede ser tanto causa como factor agravante del prolapso.

Para evitar esta situación, ya te expliqué en este post cuál es la postura y la respiración adecuadas en el WC. 

El cuidado de la postura es otro factor clave si queremos evitar que el prolapso empeore. En general, la mayoría de nosotras suele tener muy malas posturas: de pie, sentadas, caminando, al cambiar de posición (al tumbarnos, levantarnos de la cama/silla/sofá), al cargar peso (o criaturas…).

De ahí que, actuando sobre la postura, podamos prevenir en gran medida que el prolapso vaya a más. Por ello debemos cuidar SIEMPRE la postura. Y «siempre» implica cuidar la postura en el WC, como te comentaba más arriba, pero también hacerlo cuando cargas objetos pesados, así como cuando practicas ejercicio físico o cambias de posición en el día a día.

Es bueno caminar con prolapso

Y ahora vayamos a la pregunta central de este post. ¿Es bueno caminar con prolapso, sí o no?

Antes de nada, quiero subrayar que el diagnóstico de prolapso a menudo conlleva mucho susto y la sensación de que hasta el simple hecho de respirar puede hacer que la bola que notas en el interior de tu vagina salga al exterior a la primera de cambio.

Por eso, lo primero que hago con mis pacientes es brindarles información para que no actúen desde el exceso de preocupación, sino desde el conocimiento de su propio cuerpo. Esto implica detectar aquellas cosas que le sientan bien a tu cuerpo y aquellas que no. O aquellos días en los que sueles estar mejor y aquellos en los que estás peor.

En definitiva, conocer tus límites y respetarlos.

Pongo un ejemplo: una mujer con prolapso sale a caminar 40 minutos por la mañana y no detecta empeoramiento de la sensación de pesadez en la vagina la mayoría de los días.

Pero si, en vez de caminar por la mañana, lo hace a última hora del día, cuando la musculatura ya está cansada, tras horas de malas posturas, cargar pesos, etc., quizá sí regrese del paseo sintiendo más pesadez. Y, junto a esa pesadez, la desesperación y frustración de que su salud pélvica va de mal en peor. Conozco esa sensación.

O, tal vez, los días previos a la menstruación o el primer día de regla sí sienta más pesadez y necesite modificar su rutina utilizando un pesario que recoloque el órgano descendido o saliendo a caminar con un cinturón pélvico.

¿Significa esto que caminar es malo para el prolapso? No, ni mucho menos, de hecho caminar es una actividad muy beneficiosa para la salud en general, tanto física como mental como emocional. Pero sí puede ser una de las actividades que, a menudo, disparen los síntomas de pesadez o incluso generen molestia por el roce del bulto prolapsado con los labios de la vulva, cuando el prolapso es avanzado.

Es por esto que, si la mujer ve cómo sus síntomas empeoran cada vez que camina, la solución no va a ser dejar de caminar y sentarse todo el día en el sofá. La inactividad rara vez suele ayudar a mejorar nuestra salud en general, ni pélvica en particular.

Lo que va a necesitar la mujer de este ejemplo que, con tanta frecuencia sucede en la realidad, son herramientas que le permitan continuar caminando sin molestias.

Cómo caminar sin pesadez cuando hay prolapso

Además de los dispositivos ya mencionados, los pesarios y el cinturón pélvico, vuelvo a incidir en la importancia de adoptar y mantener una correcta postura corporal al caminar. 

Cada persona tiene una tipología postural, por lo que deberíamos adaptar estas sugerencias de forma personalizada, pero, en líneas generales:

Higiene postural y suelo pélvico En Suelo Firme

La posición de la pelvis influye directamente en la forma de actuar de los músculos del suelo pélvico.

  • se recomienda caminar con la espalda erguida, autoelongadas, como si un hilo tirara de nuestra coronilla hacia el cielo.
  • mantener la pelvis en posición neutra, ni metiendo el culete hacia dentro ni sacando el culete hacia fuera.
  • llevar la mirada horizontal y los hombros relajados.
  • observar nuestra respiración y, si fuera necesario, acompasarla en los momentos de esfuerzo (si el terreno es irregular, por ejemplo, en una cuesta arriba) siguiendo la regla de la «E»: exhalar (soltar el aire) en el esfuerzo.

Además de seguir estas recomendaciones durante los tiempos de caminata, deberíamos tener en cuenta, por supuesto: el grado de prolapso; el tono muscular del suelo pélvico; el tiempo de caminata y el terreno sobre el que caminamos; si lo hacemos solas o empujando un carrito o paseando un perro; el momento del ciclo en el que nos encontramos, así como factores intestinales (si hemos defecado antes de salir a caminar o no).

Por último, no podemos olvidarnos de que el suelo pélvico ha de entrenarse de manera específica cuando hay prolapso. 

Por ello, es muy recomendable mantener una rutina de ejercicios específicos para el suelo pélvico y el abdomen profundo, como los que realizamos sobre el tronco de propiocepción. o los que os mostramos en el curso online del Método AbP.

Puesto que el prolapso que no se trata, empeora. De manera que entrenar la musculatura pélvica y abdominal de manera correcta, así como detectar los hábitos inadecuados de la vida cotidiana y modificarlos, serán las claves para vivir una vida plena. Porque sí, se puede, incluso con prolapso.

Esperamos que este artículo te haya ayudado a resolver tus dudas y si aún te queda alguna, ya sabes, ¡te leemos en comentarios! ❤️

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Escrito por: Laura Rojas (Fisioterapeuta En Suelo Firme)

Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y licenciada en Periodismo por la UCM, combina su labor asistencial como fisioterapeuta pelviperineal con su labor divulgativa a través de En Suelo Firme. Su formación y experiencia en el ámbito de la comunicación se unen a una fuerte vocación de servicio y a un inagotable interés por la salud integral de la mujer, desarrollada en el ámbito de la fisioterapia obstétrica y uroginecológica, valorando y tratando los trastornos funcionales del periné, que pueden afectar a nivel urológico, coloproctológico, ginecológico y sexológico, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la mujer y el hombre en las distintas fases de su ciclo vital.

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