¿Alguna vez has escuchado que la cirugía es la única solución para el prolapso? ¿O que si no te operas tendrás que hacer ejercicio durante hoooooras cada día, y que nunca más podrás levantar peso?
Hoy vamos a desmentir 3 mitos sobre el prolapso y recordarte que NO estás sola en esto. Juntas podemos crear conciencia, apoyo y una red de ayuda para, entre todas, mejorar. ¡Vamos a ello!
Por si todavía no me conoces, yo soy Laura Rojas, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y cofundadora de Suelo Firme, la plataforma que te ayuda a ejercitar, fortalecer y mejorar la salud de tu suelo pélvico en cada etapa de tu vida.
¿Qué es el prolapso?
Primero lo primero, ¿a qué nos referimos cuándo hablamos de prolapso? El prolapso es el descenso de alguno de nuestros órganos pélvicos, es decir: la vejiga, la vagina, el útero, las asas intestinales, o el recto. Cuando alguno de ellos desciende o, en los casos más graves, sale al exterior, hablamos de prolapso.
El prolapso afecta a entre el 30% y el 50% de las mujeres en algún momento de su vida. Sin embargo, se considera una “epidemia silenciosa” porque sigue siendo un tema tabú para muchas mujeres.
Como resultado, pocas se atreven a hablar abiertamente de ello, lo que perpetúa un círculo vicioso de desinformación y da lugar a creencias y mitos completamente falsos.
3 mitos sobre el prolapso, 1: «El único remedio es la cirugía»
Esta idea errónea está especialmente arraigada. Muchas mujeres creen que esta es la única opción para tratar el prolapso, cuando en realidad, la cirugía se recomienda solo en 1 de cada 10 casos y existen diversas alternativas que no implican intervención.
Por ejemplo, la fisioterapia es tremendamente efectiva cuando hablamos de un grado uno o dos, que son los más leves, porque podemos incluso reducir ese descenso con distintas técnicas.
En aquellos casos en los que hay un grado 3 o 4, aunque podemos utilizar un pesario para reducir el descenso y ejercicios para mejorar nuestro sostén natural (el de nuestra musculatura), la cirugía también es una opción a contemplar.
No obstante, incluso eligiendo la operación, la fisioterapia nos puede ayudar tanto para el pre como para el post operatorio. ¿Cómo? Antes de la cirugía, entrenando tu musculatura abdominal, perineal y postural para llegar lo mejor preparada posible a la intervención quirúrgica; y aprendiendo a identificar y modificar los hábitos perjudiciales de tu estilo de vida que desencadenaron o han empeorado tu prolapso hasta la fecha.
Tras la cirugía, ayudando en la recuperación del tono, la fuerza y la elasticidad óptima de los músculos y tejidos del suelo pélvico.
Aunque la cirugía resuelva el prolapso, puede ser solo una solución temporal, ya que si no mantenemos la musculatura en forma y los hábitos perjudiciales fuera de nuestro día a día, el prolapso puede reaparecer.
Por esta razón, el cuidado y el entrenamiento del suelo pélvico ha de ser un objetivo de por vida.
3 mitos sobre el prolapso 2: «Si no te operas, tendrás que hacer muchísimas horas de ejercicio diario para sentirte mejor»
Este mito puede desanimar a muchas mujeres, pero la realidad es que, aunque los ejercicios para el suelo pélvico son súper importantes, no es necesario pasar horas y horas al día haciéndolos.
Si sigues un programa de ejercicios bien estructurado y, sobre todo, modificas los hábitos del día a día que están empeorando tu prolapso, puede que con entrenar unos 20 minutos al día sea suficiente para fortalecer el suelo pélvico y mejorar los síntomas.
En este sentido, nuestros cursos en la escuela online, tanto el del tronco de propiocepción como el del método ABP, son ideales para tratar esta condición.
El prolapso requiere un abordaje integral que incluya una rutina de ejercicios específicos para el suelo pélvico y para el core, sin olvidarnos de métodos posturales globales como los hipopresivos o el tronco.
Puedes encontrarlos todos en ambos cursos, que ofrecen un enfoque completo para mejorar la salud de tu suelo pélvico.
3 mitos sobre el prolapso, 3: «Si tienes prolapso no debes levantar peso, y nunca debes volver a ponerte de cuclillas»
Levantar peso y ponerse de cuclillas son actividades que a menudo se consideran prohibidas para quienes tienen prolapso. Sin embargo, con la técnica adecuada y una progresión controlada, estas actividades no son solo posibles, sino que también pueden ser beneficiosas.
La clave está en aprender cómo hacerlo correctamente. Precisamente, la fisioterapia ayuda a corregir los hábitos posturales y a hacer hincapié en esas actividades de la vida diaria que suponen un riesgo para el suelo pélvico.
Es decir, un fisioterapeuta te puede ayudar a que las presiones que se producen a diario cuando cogemos peso, cuando nos ponemos de cuclillas o incluso cuando tosemos o estornudamos, supongan el menor impacto posible para el periné, y por tanto, para tu prolapso.
En nuestro programa online STOP Prolapso te llevo de la mano a conocer cuáles son todos esos gestos de la vida cotidiana que generan un aumento de la presión abodminal, pero no sólo eso, te explico cómo activar correctamente tu suelo pélvico y tu musculatura abdominal para que tu prolapso no te frene.
Doce semanas de entrenamientos efectivos para ganar conciencia postural y fuerza muscular, trucos para manejar incómodos síntomas como la presión en la vagina y dispositivos que podrás incorporar en tu día a día para mejorar tu calidad de vida.
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También te invito a compartir este contenido con quien lo necesite y recuerda que estaré encantada de contestar a cualquier pregunta que me dejes en comentarios. ¡Hasta la próxima!
Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y licenciada en Periodismo por la UCM, combina su labor asistencial como fisioterapeuta pelviperineal con su labor divulgativa a través de En Suelo Firme. Su formación y experiencia en el ámbito de la comunicación se unen a una fuerte vocación de servicio y a un inagotable interés por la salud integral de la mujer, desarrollada en el ámbito de la fisioterapia obstétrica y uroginecológica, valorando y tratando los trastornos funcionales del periné, que pueden afectar a nivel urológico, coloproctológico, ginecológico y sexológico, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la mujer y el hombre en las distintas fases de su ciclo vital.