Antes de ser madre, cuando tenía mucho más tiempo para mí, dedicaba una mañana de sábado al mes para hacer talleres presenciales. 

Me cuesta ponerle palabras a la energía que se movía entre las mujeres que nos reuníamos. Sus caras de sorpresa al descubrir cosas sobre las que nadie nunca les había hablado. Cómo algunas entraban al taller un poco tímidas, quizá tensas porque se iba a hablar de algo “muy

íntimo” que no se suele compartir con casi nadie. Cómo la expresión de su cara e incluso la postura de su cuerpo se iba relajando a medida que me escuchaban hablar o cuando otra compañera se lanzaba a plantear una duda o cuando otra compartía generosamente su experiencia. 

Quizás las palabras para lo que allí sentíamos fueran: gratitud, alegría, liberación, confianza, esperanza, determinación, ganas, empatía, hermandad… 

Aunque lo intento, no consigo expresar con fidelidad lo que allí se movía. Pero sé que en los ojos de aquellas mujeres, al salir por la puerta, ya no había soledad, sensación de bicho raro, vergüenza o resignación. Aquellos ojos dejaban claro que ya, nunca más, iban a sentirse solas, que no eran las únicas a las que les pasaba esto o aquello. 

Ya te digo que me quedo corta al intentar ponerle palabras a esas emociones tan bonitas que vivíamos en los talleres. Y solo puedo decir en mayúsculas que: LO ECHO MUCHO DE MENOS. 

Por eso he decidido lanzar esta reunión entre amigas que he llamado TupperHEALTH, donde estoy segura de que la energía va a fluir igual que lo hacía en los talleres presenciales. Como si estuviéramos juntas en el salón de tu casa, o de la mía, o de esa amiga con la que hablas de (casi) todo. 

Tengo claro que mi vocación es escucharte y también contarte todo lo que sé. Compartir contigo las claves que a mí y a las mujeres que se han cruzado en mi camino nos hacen sentir bien en nuestros cuerpos, lo que nos ayuda a conectar con nosotras mismas, con nuestro autocuidado, con nuestro periné, con nuestra sexualidad. 

Ya lo tengo todo listo para nuestro primer TupperHEALTH, la puerta (virtual) de mi salón está abierta, te he reservado un sitio aquí, justo a mi lado. Ahora solo falta que me digas si… ¿te animas a entrar?