La incontinencia fecal es la incapacidad para controlar la salida de las heces durante el transcurso de actividades cotidianas, con los cambios de postura y los esfuerzos físicos y fisiológicos que conlleva hacer una vida normal. Se estima que una de cada diez mujeres que han dado a luz sufrirá pérdida involuntaria de gases, heces o ambas cosas a lo largo de su vida, así como el 5% de los hombres españoles; aunque estas cifras son aproximadas ya que este es un tema muy silenciado por aquellas personas que lo padecen.

La vergüenza que supone el escape de heces en adultos, el deterioro de la autoestima de los que lo sufren y el miedo a un percance en momentos inoportunos o en público hace que estas personas modifiquen sus hábitos, se recluyan, se aíslen y muchas acaben cayendo en una depresión y abandonando su vida social. No obstante, lo verdaderamente triste es el desconocimiento de que existen tratamientos eficaces para su problema y que esta falta de información sea el motivo por el que no acuden a un especialista.

Tipos de incontinencia fecal

  • Incontinencia fecal de urgencia: Se siente que el recto está lleno y la necesidad de ir al baño urgentemente para llegar a tiempo. Una disfunción en el sistema sensorial acompañada de falta de información al cerebro sobre el llenado del recto y el estado de solidez de las heces conduce normalmente a una incontinencia anal.
  • Incontinencia de gases: Cuando se tiene la sensación de que el recto está lleno pero esa percepción no es tan precisa como para llegar a diferenciar si es a causa de heces o de gases.
  • Incontinencia fecal pasiva: No hay sensación de que el recto esté lleno ni de que hay que acudir al baño. No se pueden controlar los movimientos intestinales y las heces salen sin oponer resistencia.
  • Incontinencia anal y rectal: Cuando se ha producido un daño en los nervios, los músculos del esfínter anal o la estructura del recto es probable la aparición de dificultad e incluso incapacidad a la hora de controlar el movimiento y expulsión de heces y gases.
  • Doble incontinencia fecal y urinaria: Se denomina doble incontinencia o mixta a aquellos casos en los que la pérdida de control afecta tanto al intestino como a la vejiga.

Incontinencia de heces en adultos: Causas

Pueden ser varias, desde las congénitas a las provocadas por una enfermedad, trauma, accidente e incluso, muy frecuentemente, alteraciones comunes como la diarrea o el estreñimiento. Las principales causas de incontinencia fecal son los traumatismos obstétricos, el estreñimiento crónico, la diarrea grave, lesiones en músculos del suelo pélvico, así como en nervios y/o enfermedades digestivas y neurológicas.

No hay que olvidar que el debilitamiento de los músculos y los esfínteres con el envejecimiento y la menopausia agrava lesiones que durante la juventud fueron calificadas como leves, pero que en este momento pueden ser causa de incontinencia de gases o de otro tipo. Teniendo esto en cuenta, sólo como terapia preventiva merece la pena prestar atención periódicamente al estado de nuestros músculos del suelo pélvico acudiendo a un especialista que valore nuestra situación y nos proponga un tratamiento adecuado y personalizado.

Tratamiento de la incontinencia fecal

Hay algunos tratamientos para la incontinencia rectal que el especialista puede prescribir según el caso; por una parte, la cirugía reparadora cuando la causa es una lesión clara e identificada; y por otra, los tratamientos conservadores no invasivos que suponen la primera alternativa por su alto porcentaje de eficacia, que incluyen:

  • Cambios en los hábitos dietéticos para conseguir una normalización del tránsito intestinal y eliminar el estreñimiento o diarrea crónicos.
  • Técnicas conductuales como la de defecación o la adopción de hábitos para acudir al baño a horas similares y poder prever la situación.
  • Rehabilitación de suelo pélvico con un porcentaje de mejoría que llega a alcanzar el 85% de éxito ya que la mayoría de los casos están asociados a problemas de suelo pélvico.

Cuando los ejercicios de Kegel no son suficientes para lograr la tonificación de estos músculos se suele recurrir a la electroestimulación por su alto grado de respuesta positiva. Y es que es uno de los tratamientos para la incontinencia intestinal más eficaces para fortalecer y rehabilitar el suelo pélvico, ya sea en la clínica de tu especialista o en tu propio domicilio, y sus beneficios están ampliamente reconocidos hasta el punto de que son aparatos prescritos y subvencionados por los servicios públicos sanitarios de la mayoría de países europeos.

Electroestimulación para la incontinencia anal

Consiste en la aplicación de una corriente eléctrica no dolorosa mediante electrodos o mediante una sonda anal que provoca la contracción de los músculos que se están tratando, los cuales, con un uso continuado, logran fortalecerse y tonificarse.

Existen aparatos diseñados específicamente para tratamientos urogenitales que se pueden usar en casa con la supervisión de nuestro especialista y que incluyen programas predefinidos para cada aplicación. Desde la electroestimulación del nervio tibial posterior con electrodos adhesivos, al tratamiento del dolor pélvico. En los casos de incontinencia rectal femenina se pueden usar también los aparatos especialmente diseñados para mujeres.

Cómo superar la incontinencia anal

Adecua la consistencia de las heces

Según la escala de Bristol los tipos ideales de heces son el 3 y el 4 por ser más sencilla su evacuación al tener una consistencia suave y un volumen y forma adecuados. Sentirás cuándo tu recto está ocupado y necesitas defecar. Además, la evacuación será más completa y sin necesidad de realizar pujos.

Si tus heces suelen presentar un aspecto tipo 1 o 2, más bien eres una persona estreñida. Si, por el contrario, presentan una apariencia tipo 5, 6 o 7, hablaríamos de heces diarreicas. Si, en tu caso, tus heces suelen ser más bien líquidas y tienes problemas de incontinencia de heces, aquí tienes algunas recomendaciones dietéticas para mejorar su consistencia.

  • Elige alimentos que aumenten la solidez de tus heces, como el arroz blanco hervido, el pan blanco, la pasta, los plátanos, el queso o el yogur, entre otros.
  • Evita o limita aquellos alimentos que las reblandecen como las verduras, entre otras las espinacas, el brócoli, el pimiento rojo o las coles de Bruselas; las frutas, sobre todo la piel, las frutas con hueso, las ciruelas pasas, las uvas y el kiwi; los zumos de frutas, pan, pasta y cereales de grano entero.
  • Vigila la ingesta de fibra insoluble que hace pasar más rápido los alimentos a través del intestino y aumenta el riesgo de escapes fecales, hinchazón y gases.
  • Evita todos aquellos productos, comidas, bebidas y hábitos que puedan ser irritantes para tu intestino, como la cafeína, el tabaco, las especias, el alcohol, los edulcorantes y aquellos alimentos a los que presentes una intolerancia específica.
  • Aumenta el volumen de las heces incluyendo en tu dieta suplementos a base de fibra vegetal soluble como el psilio, la goma guar o la sterculia. Pueden producir gases e hinchazón, por lo que deben introducirse en la dieta de forma progresiva.
  • Toma medicamentos antidiarreicos en determinados casos y siempre bajo prescripción médica, ya que reducen el agua presente en las heces y enlentecen el peristaltismo.

Crea una rutina y vacía el intestino

Ya conocemos la importancia de crear una rutina defecatoria, es decir, un hábito diario para evacuar.

Con ello conseguimos reducir la necesidad de empujar cada vez que vamos al servicio, práctica muy dañina para el suelo pélvico que puede debilitarlo y predisponernos a una incontinencia urinaria y fecal, hemorroides o prolapsos rectales.

Estas pautas pueden ayudarte a conseguirlo.

  • Ingiere una bebida caliente y desayuna algo sólido. Pondrás tu intestino a trabajar desde primera hora, gracias a los reflejos gastrocólico y duodenocólico que producirán movimientos de masa en el intestino grueso.
  • Tras el desayuno intenta mantenerte en movimiento durante unos 15 minutos. Camina por casa mientras realizas tus quehaceres. Trata de ser consciente de las señales que tu cuerpo te envía, diferenciando si sientes realmente ganas de defecar, para evitar las visitas al baño por si acaso.
  • Recurre a técnicas de control de la urgencia que te ayuden a ganar tiempo para llegar al WC; como por ejemplo sentarte, realizar respiraciones diafragmáticas, y manejar la ansiedad asociada al escape.
  • Asimismo, debes aprender cuáles son la postura y respiración correctas para defecar, ya que favorecen el vaciado completo y protegen tu suelo pélvico de los pujos innecesarios.

Fortalece los músculos del suelo pélvico

Una de las importantes funciones de los músculos y estructuras que constituyen el suelo pélvico es la continencia de orina y heces. El esfínter anal tiene la importante misión de dejar paso a las heces cuando queremos defecar relajándose y de impedir el vaciado cuando necesitamos contener contrayéndose.

Este cierre del esfínter anal formado por fibras musculares del suelo pélvico puede entrenarse mediante el fortalecimiento de las mismas a través de ejercicios perineales y del uso de otras técnicas fisioterápicas como el biofeedback y la electroestimulación.

Los ejercicios de suelo pélvico, cuando son enseñados correctamente y supervisados por un profesional cualificado, mejoran la fuerza, la resistencia y el control de la musculatura perineal, lo que repercute en una mejora de la incontinencia de esfínteres.

La contracción de la musculatura del suelo pélvico, aunque a priori puede parecer algo sencillo, requiere atención y práctica, así como un buen control del propio cuerpo, para ejercitar los músculos perineales y no otros, y mantener una postura y respiración correctas durante su ejecución.

Si ya has aprendido a localizar y contraer correctamente los músculos del suelo pélvico, serás capaz de ponerlo en práctica en el momento en que sientas una urgencia fecal y te dirijas hacia el baño más cercano.

Modifica los hábitos de riesgo

Por último, te recomiendo revisar los posibles factores que en tu día a día empeoran la capacidad de continencia de tu suelo pélvico, y que sirven para los problemas de incontinencia urinaria y rectal.

Vigila tu peso, ya que la obesidad y el sobrepeso aumentan la presión sobre el suelo pélvico haciendo más difícil la continencia. No eleves ni transportes cargas pesadas; y si tienes que hacerlo, sigue nuestros consejos para coger peso. Cuando vayas a realizar un esfuerzo que aumente la presión en el interior de tu cavidad abdominal y pélvica activa tu core y coactiva tu suelo pélvico. Evita los deportes de alto impacto y el ejercicio físico hiperpresivo ya que debilitan la musculatura perineal.

Y ahora que ya conoces las pautas básicas para mejorar la incontinencia fecal reduciendo los escapes y aumentando el control sobre tu suelo pélvico, ya no tienes excusa para no abordar mediante un método u otro este problema. No obstante, estas recomendaciones son de carácter genérico y en ningún caso pretenden sustituir el consejo médico o de un profesional sanitario sobre una condición física particular; aunque si tienes dudas al respecto, ¡pregúntanos!

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Escrito por: Laura Rojas (Fisioterapeuta En Suelo Firme)

Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y licenciada en Periodismo por la UCM, combina su labor asistencial como fisioterapeuta pelviperineal con su labor divulgativa a través de En Suelo Firme. Su formación y experiencia en el ámbito de la comunicación se unen a una fuerte vocación de servicio y a un inagotable interés por la salud integral de la mujer, desarrollada en el ámbito de la fisioterapia obstétrica y uroginecológica, valorando y tratando los trastornos funcionales del periné, que pueden afectar a nivel urológico, coloproctológico, ginecológico y sexológico, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la mujer y el hombre en las distintas fases de su ciclo vital.

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