¿Te han diagnosticado un prolapso? ¿Quieres saber qué puedes hacer para evitar que avance y tu sintomatología empeore? El futuro de un prolapso no siempre tiene por qué ser el quirófano. De hecho, en muchos casos, su pronóstico es favorable realizando un tratamiento fisioterápico adecuado y poniendo en práctica unas correctas pautas para la vida diaria. Si tienes dudas acerca de cómo afrontar el día a día, en el artículo de hoy te cuento las claves para cuidar tu suelo pélvico y cómo evitar que tu prolapso empeore.

Qué es un prolapso

Llamamos prolapso al descenso, en mayor o menor grado, de uno o varios órganos que se encuentran en el interior de nuestra pelvis (vejiga, útero o recto) hacia el exterior, bien a través de la vagina o bien a través del ano.

Esta disfunción perineal, que puede llegar a afectar a una de cada dos mujeres que han dado a luz, está provocada por diversas causas, entre ellas: la hiperpresión sobre el suelo pélvico mantenida en el tiempo (por hábitos poco saludables como levantar peso habitualmente, practicar deportes de impacto o ejercicios hiperpresivos, sufrir estreñimiento crónico, etc.), un traumatismo obstétrico (parto instrumental, multiparidad, etc.), o el descenso en el nivel de estrógenos (que se produce con la menopausia y que debilita la calidad de los tejidos y músculos del suelo pélvico).

Síntomas del prolapso

Los síntomas que acompañan al prolapso pueden ser urinarios, intestinales, vaginales, pélvicos y/o sexuales, y variarán de una mujer a otra dependiendo del grado de descenso y del órgano descendido.

La gravedad del prolapso afectará también al tratamiento que tu médico te proponga llevar a cabo: en los casos más leves puede ser suficiente con la realización de Fisioterapia y la introducción de ciertos cambios en tu estilo de vida. Cuando el descenso es más severo, puede llegar a ser necesaria la intervención quirúrgica.

Evitar que tu prolapso empeore

1. Entrena tu suelo pélvico

Las dos líneas a seguir para evitar el agravamiento de un prolapso son, por una parte, mejorar la capacidad de sostén de los tejidos de tu suelo pélvico y, por otra, evitar todas aquellas prácticas que suponga un exceso de presión sobre los mismos.

En cuanto al primer factor, mejorar esa función de sostén que nuestro suelo pélvico realiza en el día a día, nada como poner en forma tus músculos perineales mediante el entrenamiento de los mismos. Ejercicios de Kegel, gimnasia abdominal hipopresiva, reeducación postural, entrenamiento del core… son algunos de los protagonistas del plan de acción que desde la fisioterapia del suelo pélvico podrá sugerirte el profesional especializado al que acudas.

2. Contrae ante los esfuerzos

¿Sueles colocar tu mano sobre la vulva antes de toser o estornudar? Tal vez tienes la sensación de que esto podría frenar un posible escape de orina, o incluso crees que de ese modo proteges tu suelo pélvico y evitas que tu prolapso empeore… Pero no es así.

La mejor forma de proteger tu prolapso ante un esfuerzo es contar con un core tonificado que, además, actúe de manera coordinada con tu suelo pélvico, cuyos músculos han de contraerse, cerrando y elevando los orificios perineales (uretra, vagina y ano).

Para poder contraer correctamente los músculos de tu suelo pélvico has de saber cómo localizar y sentir esta musculatura, elongar tu columna vertebral y mantener tu pelvis neutra antes y durante el esfuerzo, coactivar tu musculatura abdominal profunda, tu core. Así que ya sabes, la próxima vez que vayas a toser o estornudar, recuerda este consejo: ¡contrae tu suelo pélvico antes y durante el esfuerzo!

3. Pesarios, una opción a valorar

Los pesarios son una herramienta muy útil, utilizada desde la antigüedad, para determinados casos de prolapso. La función de estos dispositivos médicos, que se introducen en la vagina, es la de elevar y dar soporte recolocando el útero, la vagina, la vejiga o el recto cuando cualquiera de ellos ha descendido de su lugar habitual.

Además de aportar un sostén exógeno al órgano prolapsado, suponen un aliado contra la sintomatología del prolapso: aliviando aspectos como la urgencia urinaria, la sensación de pesadez en la zona vaginal o las molestias provocadas por el órgano descendido a la hora de tener relaciones sexuales (sí, algunos pesarios son compatibles con el acto sexual).

Comenta con tu ginecólogo si considera oportuna la utilización de un pesario en tu caso concreto. Los tamaños y formas son variados y, dependiendo del tipo de prolapso que te hayan diagnosticado y de tus características anatómicas, será recomendable el uso de uno u otro.

4. Mantén la forma física

Estar en forma es mucho más que tener un vientre plano y mantenerse en unos márgenes razonables sobre la báscula. Estar en forma implica un entrenamiento global de todos tus grupos musculares con el objetivo de conseguir el tono, la fuerza y la flexibilidad adecuados.

Pero si sufres un prolapso, y no quieres que éste se agrave, has de saber que no todas las actividades físicas son aconsejables para ponerte en forma. Lo ideal es que elijas una actividad que te guste y que no te suponga un suplicio cada vez que se acerque la hora de entrenar.

Eso sí, deberá ser una práctica deportiva de bajo impacto y no hiperpresiva, como alguna de las actividades físicas que te propongo en este artículo para perder peso sin poner en peligro tu suelo pélvico. Un cuerpo en forma te permitirá estar más activa y evitarás sobrecargas excesivas en tu suelo pélvico. Así que, vamos, elige una actividad respetuosa con tu periné y… ¡empieza hoy mismo a mejorar tu condición física!

5. Evita el estreñimiento

El estreñimiento es uno de los grandes enemigos para tu suelo pélvico y más si este ya sufre una disfunción como es el prolapso. Como te contaba en este artículo, hablamos de estreñimiento cuando la frecuencia de las deposiciones es inferior a tres veces por semana, pero también cuando la defecación se acompaña de importantes molestias, las heces son muy duras, necesitas hacer grandes esfuerzos para expulsarlas, o tienes la sensación de no haber evacuado de manera completa.

Si cada vez que vas al baño tienes que empujar para poder expulsar las heces,estás sometiendo a tu suelo pélvico a una hiperpresión que, mantenida en el tiempo, acabará por debilitar los músculos y, en el caso que nos ocupa, el prolapso, puedes favorecer su agravamiento. Así que toma nota. Cuida tu alimentación, mantente activa, hidrátate correctamente y modifica a la postura que adoptas en el momento de la defecación.

6. Vigila el sobrepeso

Tu suelo pélvico debe soportar el peso del interior de tu cavidad abdómino-pélvica así como el exceso de peso que acumules en tu abdomen. Cuando sufres un prolapso, tu estática pélvica está alterada y el hecho de sobrecargar tu suelo pélvico con un exceso de peso (sobrecarga que éste ha de contrarrestar las 24 horas del día, de forma constante y en cualquiera de tus actividades) no es nada aconsejable.

Si tienes sobrepeso u obesidad, habla con tu médico y proponte seriamente bajar de peso de forma saludable y controlada. Si no tienes sobrepeso, pero te han diagnosticado un prolapso, cuida tu alimentación y mantente activa para evitar la ganancia de peso. Ponte manos a la obra cuanto antes a fin de alcanzar y mantener tu peso adecuado, para dejar de sobrecargar innecesariamente esta parte esencial de tu cuerpo, tu suelo pélvico, y con ello evitar que tu prolapso empeore.

7. Ojo con los estornudos y la tos

Cada vez que toses, estornudas o te suenas la nariz, se produce un aumento de la presión abdominal que se transmite directamente sobre las estructuras de tu suelo pélvico. Cuando alguno de los órganos pélvicos se encuentra descendido, esta hiperpresión provocada por la tos o el estornudo resulta perjudicial, pues favorece su empeoramiento.

Si padeces alergia y estornudas o te suenas con frecuencia, eres fumadora o tienes alguna enfermedad de las vías respiratorias como el asma o la bronquitis crónica y esto se traduce en toses repetidas o ataques súbitos de tos, debes consultar con tu médico para manejar adecuadamente estas afecciones y evitar los episodios perjudiciales para tu periné.

Pero no siempre podrás evitarlo, de modo que cuando sientas que se acerca el momento de toser, estornudar o sonarte la nariz, recuerda la segunda regla de oro para contrarrestar la hiperpresión… ¡contrae ante el esfuerzo!

8. Hay etapas que aumentan el riesgo

Existen ciertos momentos de la vida de la mujer en los que los músculos del suelo pélvico, por diversos motivos (hormonal, obstétrico, traumatológico, quirúrgico…), presentan menor eficacia a la hora de ejercer su importante función de sostén.

Durante la menopausia, el posparto (inmediato y tardío, así como el periodo posterior durante el cual sigues cargando en brazos a tu bebé o porteándolo), el tiempo de postoperatorio tras una cirugía pélvica o abdominal, cuando sufras dolor lumbar y/o pélvico, o cuando estés enferma y, como te decía en el punto anterior sea inevitable toser o estornudar con frecuencia, tendrás que protegerte especialmente para evitar que tu prolapso empeore, tanto evitando la sobrecarga de tu periné como mejorando el soporte de su musculatura.

9. Aprende a cargar peso

Las mujeres que sufren prolapso deben evitar elevar y transportar cargas pesadas, ya que tanto el peso elevado como la forma en que lo cargas y transportas suponen un aumento de la presión sobre tu suelo pélvico.

Si no te queda más remedio y has de levantar pesos y/o transportarlos de forma puntual, es necesario que aprendas la forma correcta de hacerlo para no poner en riesgo tu suelo pélvico ni agravar tu prolapso.

10. Dedícale tiempo a descansar

Uno de los síntomas que las mujeres con prolapso refieren con frecuencia es la pesadez en la zona perineal al final de cada día. El cansancio acumulado tras horas de actividad laboral y/o física, pasar mucho tiempo de pie, y no intercalar tiempos de descanso en el transcurso de la jornada pueden provocar que tu sintomatología empeore.

Trata de escuchar a tu cuerpo (no olvides que tú eres quien mejor siente qué actividades agravan y cuáles alivian los síntomas de tu prolapso) y procura parar entre una actividad y otra para recuperar fuerzas y minimizar la fatiga muscular. Y, si tienes oportunidad, descansa tus piernas sobre una superficie elevada… tu prolapso te agradecerá desconectar por un rato de la verticalidad :)

Esto es todo lo que quería contarte acerca del cuidado de tu suelo pélvico para evitar que tu prolapso empeore. Si quieres mejorar tu calidad de vida sigue estos consejos y acude a un profesional especializado en suelo pélvico que te ayude en el proceso.

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Escrito por: Laura Rojas (Fisioterapeuta En Suelo Firme)

Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y licenciada en Periodismo por la UCM, combina su labor asistencial como fisioterapeuta pelviperineal con su labor divulgativa a través de En Suelo Firme. Su formación y experiencia en el ámbito de la comunicación se unen a una fuerte vocación de servicio y a un inagotable interés por la salud integral de la mujer, desarrollada en el ámbito de la fisioterapia obstétrica y uroginecológica, valorando y tratando los trastornos funcionales del periné, que pueden afectar a nivel urológico, coloproctológico, ginecológico y sexológico, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la mujer y el hombre en las distintas fases de su ciclo vital.

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